sábado, 25 de abril de 2009

El Mágico mundo de los Cristales


Cuando nos abrimos al increíble poder de los cristales experimentamos un caudal de energía ilimitada para acceder al amor, a la capacidad de comprensión y a la sabiduría.

Las más antiguas culturas han definido a los cristales como “las arterias de la tierra”, lo que nos revela muy claramente toda la energía latente en los cristales de cuarzo.

El trabajo con cristales te proporcionará múltiples beneficios. Podrás emplearlos para energizar y equilibrar tu cuerpo; para potenciar las meditaciones y visualizaciones; para desarrollar la clarividencia y los viajes astrales.

Pero el efecto más importante que tiene lugar cuando empiezas a trabajar con cristales es el autodescubrimiento. Es la conciencia y constatación de que existe una fuerza, un poder que está más allá de nosotros mismos. Una energía universal que trasciende nuestra existencia y nos lleva a experimentar todo el ilimitado potencial que fluye a nuestro alrededor.


ELIGE TU CRISTAL

Los cristales los podrás encontrar en tiendas especializadas en minerales o en tiendas de productos esotéricos.

Cuando vayas a una tienda a comprar un cristal, observa atentamente los que te pongan delante. Será la empatía y la intuición las que te ayudarán a escoger a tu compañero del reino mineral.

El proceso de selección es principalmente intuitivo. No tengas prisa a la hora de escoger tu cristal, pero lleva ese trabajo adelante con atención y objetividad como un ejercicio fundamental en tu relación con estos seres.
Puede ser que ya en esa primera observación te sientas atraído por uno determinado. Cada uno es un individuo que vibra de manera diferente.

Después de mirarlos con atención, pásales las manos por encima,( con las palmas vueltas hacia ellos), moviéndolas despacio, con la percepción agudizada.
Tu cristal, el cristal para cada persona, va a emitir una vibración más afin con tu vibración personal, una energía que a veces puedes sentir como un hormigueo o algún cambio de temperatura, o algún otro tipo de percepción más sutil, o un sentimiento intuitivo de que ese cristal te está llamando. Lo cierto es, que no eres tú únicamente quien elige el cristal, él también te escoge a ti: la elección es mutua.

En esta primera selección, no tomes muy en cuenta los aspectos físicos del cristal. Recuerda que no estas eligiendo las propiedades físicas del cristal, sino una valiosa compañía para tu vida.

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